sábado, 22 de enero de 2011

Frustración y Muerte

Frustración Y Muerte

Hay momentos en que la vida apesta, y si es un comentario cliché, pero toda la vida lo es así que pasemos ese punto. Una de las claras evidencias de que la vida puede ser incluso más  perra que mujer malvada de telenovela son la impotencia y la muerte.


Estos últimos meses han sido una verdadera mierda para mí, por lo que me hizo dudar si escribir sobre esto o no, porque cuando hice este blog nunca fue con la intención de hacer un diario ni nada remoto, si soy sincera aún no tengo definido que hacer de él, solo subir lo que escribo. Pero después me dije: pendeja, es tuyo y haz con él lo que quiera, y  me gusta seguir siempre mis consejos. Igualmente entiendo si nos les da la gana de leer es perfectamente compresible.


 Hace unos meses me dieron la noticia de que una vecina de mi abuela, perdón y permítanme corregirme, una amiga de muchos años de la familia falleció. Meses antes de su muerte yo me encontraba en su porche, hablando con ella y ese cigarro que nunca vi salir de su boca. Esa noche hablamos  de mi futuro, de sus nietos, y de cosas que restan de importancia, después de todo por ser la última conversación no significa ser la más importante, el punto es que estaba viva y yo estaba junto a ella. Cuando me dan la noticia, no quise hablar del tema, su muerte no era algo que estaba dispuesta aceptar, no porque fuera una persona realmente relevante en mi vida, decir eso sería que un insulto a su memoria, pero era de esos detalles que nunca falta en los cuadros y no podía asimilar que ya no estaba.


A la semana siguiente recibo una noticia que si me marcaría, uno de mis profesores favoritos muere atropellado por un carro. No me acuerdo alguna vez, antes de esa, en la cual haya llorado la muerte de una persona, siempre he visto la muerte como algo muy natural e inevitable; pero la verdad es que nunca me había tocado lidiarla tan de frente, he tenido muchas otras pérdidas, y hasta de personas más importantes en mi vida que una vecina y un profesor, pero todas eran esperadas, o sencillamente estaba muy pequeña como para realmente asimilarla, pero este no era ese caso; había muerto una persona a la cual apreciaba y se encontraba cerca de mí. Describir en estos momentos al Profesor Omar Rivero seria caer en la adulación, supongo que es algo inevitable cuando la gente se muere, así que no lo haré; pero si diré que fue en ese momento cuando sentí una profunda impotencia. Es de ser humano sentir impotencia, de hecho, todos la sentimos cuando pensamos en las guerras, el calentamiento global y diferentes cosas que nos perjudican a todos. Pero existe otro lado de la moneda, que es cuando no le afecta a un grupo de personas, sino  a tu familia, a tus amigos. Cuando te afecta a ti. Y yo lo descubrí en el momento en que lloraba por la muerte de una persona que no volvería a ver jamás, y no había a nadie a quien culpar, nada que hacer, solo una profunda frustración de mierda.


A la semana siguiente (si, digamos que no fue un mes de mucha alegría) me entero de una muerte que me hizo llorar sinceramente, porque la verdad es (por lo menos en mi caso) lloramos por muchas razones, pero ¿llorar de verdad? ¿Cuántas veces lo hacemos en realidad?


La persona que murió fue un tío, la clases de familiares que sabes que te quieren sin saber mucho la razón, que te hacen reír, te ponen apodos tontos, y te sientes bien cuando estas a su alrededor. Cuando me toco enfrentar la muerte así de frente, me di cuenta de una cosa que todos saben pues es obvia, pero muy pocos entienden, la muerte no es para aquel que se va, al fin de cuentas ya no está, es para los quedamos aquí y tenemos como eterna compañera a la memoria. Y no hay nada que hacer, absolutamente nada, porque es la muerte y es algo inevitable.


Inevitable. ¿Acaso no es una palabra horrible? No sirve hacer absolutamente nada porque lo que es inevitable pasara, no importa cuánto te esfuerces por luchar por lo contrario y con esto recibimos una enorme bienvenida al mundo de los sentimientos. Sentir, sencillamente es algo complicado.


La frustración es como aquel recién nacido que llora porque tiene frío y sus papas no terminan de comprenderlo. Le dan comida, lo cargan, le hacen cariños y hasta hacen caras estúpidas. Pero el niño lo que tiene frío y por eso sigue llorando. No queda hacer nada, salvo en este caso, esperar a que los padres se les prenda el bombillo y el bebé podrá dormir en paz.


Quisiera terminar diciendo una mejor forma como sobrellevas una muerte o algo así, pero no soy hipócrita y aún no tengo mi título de psicóloga, por eso concluyo diciéndoles que solo hay que esperar que pase y dejar que el tiempo corra. Lo que inevitablemente (irónico como esta palabra siempre aparece) llevará aceptar las cosas; el vacío siempre estará ahí para mostrarte tu dedo medio cada vez que lo mires, pero solo con el tiempo aprenderás a hacerle una sonrisa tipo el gato de Alicia en el país de las maravillas y mirar adelante.

Les dejo una de mis canciones favoritas del que probablemente es mi grupo favorito (hacer clic encima del nombre)